El apio es un vegetal que destaca por su contenido en vitaminas o fibra; pero sobre todo por sus altas cantidades de potasio y magnesio, de esta manera nos ayudará a regular el delicado equilibrio mineral de nuestro organismo.
Debido a su bajo contenido en grasas y calorías, es uno de los vegetales ideales en las dietas de adelgazamiento.
Es uno de los alimentos más indicados en el caso de estrés o en dolores articulares, calambres, tensión muscular y debilidad física.
Por detrás de la endibia, el apio es una de las verduras con menor aporte energético, debido a su elevado porcentaje de agua y su contenido nulo en azúcares.
Beneficios y propiedades del apio
Debido a su potente acción diurética del potasio y de sus aceites esenciales, el apio ayuda a eliminar los líquidos y las toxinas retenidas.
Podemos usar este vegetal, para reducir la sensación de hinchazón y su jugo, combinado con otras frutas o vegetales, para beberlo como aperitivo.
Contribuye a bajar los niveles altos de ácido úrico, colesterol y mejoran la hipertensión y refuerzan el hígado y el pulmón.
Incluir el apio en la ensalada es un acierto porque agiliza las digestiones lentas, disipa los gases y al activar los movimientos intestinales, combate el estreñimiento.
Este vegetal, contiene una sustancia estrogénica, que atenúa los sofocos y frena la descalcificación del hueso. Debido a su contenido en luteolina, previene la pérdida de memoria.
Eso sí, cuando lo consumimos habitualmente suele ser muy habitual que nos preguntemos cuáles son las contraindicaciones del apio; así como, sus efectos secundarios.
No obstante, no se aconseja su consumo en el embarazo, ya que puede provocar abortos, debido a la presencia de glucósido que puede inducir a ello, aunque durante la lactancia no existe ningún problema en su consumo.
En caso de problemas digestivos, se recomienda siempre su consumo cocinado y nunca crudo, ya que suele ser más difícil de digerir.